Blog: Thelaziosis, una peligrosa enfermedad ocular para nuestras mascotas

Thelaziosis 2Hace tres semanas abríamos el blog de la Clínica Prado de Boadilla, una de las veterinarias de referencia en nuestra localidad. El espacio nace con la intención de difundir información de utilidad entre los usuarios de animales de compañía explicada por los mejores profesionales. Si entonces nos hablaban de la filariosis, la conocida como «enfermedad del gusano del corazón», en este segundo post el tema central es la Thelaziosis, que puede afectar a los ojos de nuestras queridas mascotas y que se puede transmitir a los seres humanos.

El gusano ocular o gusano oriental del ojo es el nombre común para el nematodo Thelazia callipaeda,  cada vez más frecuente en nuestras mascotas. Originaria y endémica del Lejano Oriente, T. callipaeda se ha desplazado en los últimos años y ahora también es común en muchas partes de Europa y ya ha sido diagnosticada en España.
Pero, ¿qué significa esto para los perros y sus amos?

Se transmite a través de la mosca Phortica Variegata, que son las huéspedes intermediarias. Los gusanos adultos liberan larvas de primer estadio (L1) en las secreciones conjuntivales de los animales infestados y estas son ingeridas por las moscas mientras se alimentan de las secreciones del ojo del animal. Estas L1 evolucionan a la forma infestante (L3) en unas tres semanas. Pasan al aparato succionador de la mosca y, nuevamente al alimentarse, se depositan en el ojo del hospedador. Dado que las moscas son las transmisoras de esta patología, su incidencia es mucho mayor en verano y afecta principalmente a perros, pero también a gatos, animales silvestres como lobos, zorros e incluso en el ser humano.

Los signos clínicos de la thelaziosis se inician a los 7-15 días y son consecuencia del movimiento de los nemátodos en la superficie del ojo, produciendo irritación de la conjuntiva. Los síntomas más comunes incluyen conjuntivitis, epífora, leve blefarospasmo, secreción serosa (que puede evolucionar a seromucosa y mucopurulenta por infecciones bacterianas secundarias), aumento significativo de los folículos linfoides conjuntivales, ocasionalmente se produce picor e inflamación en casos crónicos. Los gusanos se pueden ver a simple vista como hilos blancos de entre 7 y 17 mm en la conjuntiva o saco conjuntival del ojo, aunque en muchas ocasiones su presencia puede pasar inadvertida dado que se esconden debajo del tercer párpado. A los dueños lo que más nos va a llamar la atención es la excesiva secreción ocular y el continuo frote de los ojos con las patas por el picor.

El tratamiento consiste en retirar el máximo número de vermes mediante lavados con suero salino y bastoncillos. Se recomienda hacer una citología para el control de infecciones secundarias. Además hay que usar moxidectina tópica o sistémica (esta última vía confiere cinco meses de protección contra la thelaziosis), milbemicina (se debe mantener la administración mensual como profilaxis) o ivermectina.

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