El Club Atletismo de Boadilla, presente en la Media Maratón de Donosti

Media Maratón de San SebastiánMario fue el representante del Club de Atletismo de Boadilla en la Media Maratón que se celebró en San Sebastián el pasado 22 de mayo. Aquí te dejamos la crónica que el boadillense ha escrito de ese día. Merece la pena por el sentimiento, sencillez y humildad que transmite Mario en su relato sobre el transcurso de la Media Maratón.

El Medio Maratón de Madrid de 2016 (o Madrid Half Marathon, como pretenden llamarlo ahora para que suene más internacional) me dejó un sabor agridulce pues si bien es cierto que bajé mi marca de la anterior edición en casi siete minutos, me quedé a 31 segundos de la frontera de la hora y media. Aprovechando que tenía previsto ir visitar a mi hermano a San Sebastián a lo largo del mes de mayo, consulté con Pino la posibilidad de realizar un entrenamiento de seis semanas que me permitiera mantener el buen estado de forma que había alcanzado con la preparación anterior, puesto que en día 22 se celebraba el medio maratón de la capital guipuzcoana. A Pino le pareció bien y nos pusimos a ello.

A las 6:50 del día de la carrera me asomé por la ventana del hotel, preocupado por el estado del tiempo, pues la tarde anterior había llovido con fuerza después de haber superado los 30ºC por la mañana. Ya no llovía y el cielo estaba relativamente despejado, por lo que opto por usar la camiseta de tirantes y el calzón de atletismo. Desayuno ligerito en la cafetería del hotel y me dirijo a la parada del autobús que habría de llevarme hasta la salida, entre el Kursaal y el ayuntamiento; autobús que, todo sea dicho, era gratis para los participantes en la prueba.

Alrededor de las 8:40 llego a la zona de salida, dejo la mochila en el guardarropa, ubicado a pocos metros, en los soportales de la plaza de Gipuzkoa, y me dispongo a calentar. Cuando llevo aproximadamente cuarenta y cinco segundos calentando estalla una tormenta con abundante lluvia y fuertes rachas de viento. Opto por resguardarme bajo una marquesina y replantear la carrera. No es la primera vez que compito con lluvia, pero no contaba con un viento tan fuerte; y no tengo nada claro que merezca la pena intentar conseguir una MMP en esas condiciones.

En torno a las 9:50 empieza a amainar y me dirijo a la línea de salida. Como el resto de los corredores estaban resguardándose de la lluvia, no tengo problema para colocarme en primera fila (nunca me había resultado tan fácil).
A las 10:00 dan la salida. Al ver que la gente que me rodeaba salía muy fuerte, decido tomar la primera curva por el exterior para dejar paso a quien quisiera adelantarme y, a partir del segundo giro, ya voy ganando mi sitio. En la confluencia de la calle Zubieta con el paseo de Miraconcha el Garmin marca en primer kilómetro… 4:00… me he ido de ritmo. Aunque me encuentro cómodo, la experiencia me ha enseñado a no salirme del plan, y mi plan es mantenerme entre 4:10 y 4:15. Suelto el acelerador y hacia el kilómetro 2, poco antes de llegar a la playa de Ondarreta, me alcanza la liebre de 1:30. Decido probar a quedarme con él y evaluar sensaciones.

Según vamos entrando en Antiguo empiezo a sentirme incómodo con la liebre, me da la sensación de ir frenado y además el agonías que llevo detrás va tan pegado a mí que en un par de ocasiones está a punto de provocarme una caída. Como Pino me había recalcado unos días antes que no debía bajo ningún concepto adaptar mi ritmo al de la liebre, a la altura del km 5 decido dejarle atrás y seguir en solitario (me gustaría aclarar que en ningún momento pretendo cuestionar su labor, simplemente no me convenía seguirle).

El primer avituallamiento se encuentra en el kilómetro cinco, justo al final de un pequeño repecho que termina en el túnel que pasa bajo el palacio de Miramar. No tengo sed, pero bebo de todas formas para evitar riesgos innecesarios. Anoto mentalmente que debería aprender de una vez a beber en marcha. A continuación toca bajar Miraconcha hasta llegar a la calle San Martín, que llanea hasta la orilla del río Urumea, donde se coge el paseo de los Fueros y la calle de la República Argentina, para posteriormente cruzar el puente del Kursaal y seguir por la avenida Zurriola hasta la avenida Navarra, lugar en el que toca hacer el segundo giro y volver hasta el ayuntamiento; momento en el que confirmo que he hecho bien en seguir sin la liebre, pues me doy cuenta de que le saco unos 200 metros. En el kilómetro 10 utilizo por fin el último de los geles que me dieron el año pasado en Irlanda y que estaba a punto de caducar por falta de uso. Hasta aquí todo va bien. Sigue lloviendo, pero el viento no es tan fuerte y me encuentro de maravilla. Paso la primera mitad en 44:20, tal y como estaba planeado.

La estrategia para la segunda mitad de la carrera es bien sencilla: mantener el ritmo de la primera, siempre que las condiciones lo permitan. Al volver a pasar por Miraconcha veo a mi hermano al que, haciendo un gran ejercicio de confianza, había prestado mi cámara para que hiciera fotos de la carrera. Van cayendo los kilómetros y la fatiga no aparece. Para cuando quiero darme cuenta he llegado al km 19, echo cuentas y lo tengo tan fácil como hacer los dos kilómetros que faltan a 4:15 para llegar por debajo de 1:29. Recorro los últimos metros de Zurriola mientras adelanto a algunos corredores que han pinchado y enfilo el Boulevard. Veo que el crono de carrera marca 1:28:45 e inicio mentalmente una cuenta atrás desde 15 alargando la zancada a modo de sprint final con la inconfesable intención de salir bien en el vídeo de meta.

Finalmente 1:28:54. Objetivo cumplido y además prácticamente doblando la primera parte. Una vez más queda de manifiesto que un trabajo constante y estructurado junto con una adecuada planificación de carrera consiguen mejor resultado que las épicas insensateces a las que estaba habituado.

Para terminar, quisiera agradecer una vez más a Pino el gran trabajo que está haciendo conmigo, agradecer a mi padre y hermana que me costearan el viaje y el alojamiento a modo de regalo de cumpleaños, a mis amigos y compañeros sus continuos gestos de ánimo, a Pilar su inagotable apoyo y a todo aquel que haya leído esta crónica por dedicarme unos minutos.

Foto: Media Maratón de San Sebastián, con Mario vestido de rojo. Fuente: Club Atletismo Boadilla

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